jueves, 30 de mayo de 2013

Conversando

—Míralos, sin tener ni idea de nada... Yo creo que la ignorancia da la felicidad.

—¿De verdad los consideras ignorantes?

—Bueno, ya sabes a lo que me refiero: quizá desde un plano intelectual...

—Sí, sé a lo que te refieres. Y no estoy de acuerdo contigo. Piensa lo que te dé la gana, pero la gente que se permite el lujo de mirar a los demás por encima del hombro simplemente porque no tengan esos títulos de los que tanto les gusta presumir a ellos o porque no tengan una cantidad de conocimientos inmensa, me parecen, francamente, un pedazo de mierda.

—A ver, que tampoco...

—No he terminado: me parecen un pedazo de mierda. Ellos son los verdaderos ignorantes. Ignoran lo que es tener dignidad sabiendo ser humildes. Ignoran lo que es ser respetuoso a pesar de las diferencias. Y, sobre todo, ignoran lo que es ser feliz. Y para mí no hay mayor y peor ignorancia que esa.

sábado, 25 de mayo de 2013

Resumen del mes

Llevo mucho tiempo sin actualizar esto, tratando de poner en orden mi cabeza, porque incluso ahora todo sigue siendo un torbellino de emociones y pensamientos para mí.

En los centros jóvenes la cosa se ha asentado ya, tanto con los trabajadores como con las chicas y los chicos. Ahora estoy preparando algunas actividades para hacer esta semana con ellos, porque es la Semana de la Juventud y mi labor aquí consiste en esto: en organizar actividades. Y es especialmente en este punto en el que he estado reflexionando mucho últimamente: cuesta bastante encontrar apoyo entre los trabajadores para sacar adelante las actividades que propongo. Y es frustrante.

Los chavales no es que tengan mucha iniciativa, sinceramente, pero lo puedo entender: no muestran especial entusiasmo por nada por la sencilla razón de que, si lo hicieran, destacarían y eso les da pavor. Ya madurarán y se darán cuenta de que no deben dejarse someter tanto a la presión de grupo. Pero lo que no comprendo es que los propios Youth Leaders no quieran ayudarme a la hora de sacar adelante las actividades que propongo. Se limitan a asentir cuando les expongo mis ideas, pero no me facilitan los medios y eso es algo a lo que no tengo acceso tanto como querría simplemente por la barrera del idioma.

No es que me pongan trabas, no. Es que sencillamente les da igual si lo hago o no. Y yo no comprendo esa mecánica de trabajo. Para mí ser un Youth Leader no consiste (y no debería consistir) simplemente en estar ahí para los jóvenes si lo necesitan. Está muy bien que ejerzan de educadores en el aspecto social, pero creo que a una persona no se la educa sólo a base de consejos y de normas, sino a base de experiencias y, si no vamos a trabajar en equipo para hacerles vivir ese tipo de experiencias que pueden ser buenas para su educación, no podremos nunca sentirnos a gusto trabajando. Primero, porque yo siempre me voy a sentir frustrada (y recordemos que los voluntarios estamos aquí para todo lo contrario). Y segundo, porque ellos se van a sentir incómodos trabajando con alguien que siempre está "incordiando" con cosas para hacer como si ellos no tuviesen ya bastante encima. O al menos así es como me estoy sintiendo últimamente en mi lugar de trabajo. Y no me gusta.

Y, como no me gusta, se lo voy a hacer saber, porque no voy a consentir que esta dinámica de trabajo continúe mientras yo esté aquí. No al menos conmigo. A mí me encanta pasar tiempo con las chicas y los chicos, pero no quiero que mi estancia aquí se limite a eso, porque no me siento útil, francamente. Está muy bien eso de ayudarles a mejorar sus notas en inglés porque están practicando. Está muy bien que confíen en mí y poder darles algún consejo; pero, la verdad, para eso tengo ya a mi hermana pequeña. Sé que puedo hacer mucho más y que puedo resultar de mucha más utilidad que todo eso.

El día 31 de este mes tenemos una reunión para hacer una evaluación de este primer periodo del EVS y les voy a hacer saber mi opinión acerca de lo que estoy haciendo y lo que estoy sintiendo. Yo aquí no soy una trabajadora más: ni tengo sus estudios ni me pagan como a ellos, por lo tanto, no voy a ejercer su trabajo. Mi función aquí es diferente, pero necesito su apoyo. Yo sola no puedo, porque no puedo estar, hablando en plata, como una mosca cojonera detrás de los que se supone que son mis tutores o mis apoyos aquí. Más que nada porque lo he hecho y no ha servido para nada. Está claro que algo está fallando en la comunicación. Incluso hemos estado esperando tres meses para empezar con las clases de finés, cuando se suponía que eso iba a ser algo con lo que íbamos a empezar nada más llegar. Y, la verdad, si yo estoy cumpliendo con mi parte del trato, espero recibir lo mismo del otro lado. Es más, hace algo más de un mes, algunos de los Youth Leaders que conozco estuvieron en un curso de formación sobre el EVS en el que, supuestamente, aprendieron un montón y les ayudó a la ahora de tener ideas respecto a los voluntarios. ¿Sí? Pues todavía estoy esperando a que las compartan conmigo. Y se lo he dicho ya unas cuantas veces. De verdad que muchas veces es desesperante la pasividad de la gente...

En cualquier caso, aunque todo lo que he puesto aquí ahora no sea positivo (no todo podía ser de color rosa siempre), sigo estando muy feliz y sé que, si quiero, puedo hacer que las cosas cambien. Eso sí, la primera que tiene que querer y tiene que tomar la iniciativa soy yo.

Por otro lado, ahora mismo sólo estoy yendo a trabajar a Monari y a Verkko, ya no voy a Voisalmi porque en verano cierra, lo que me ha dado cierta tranquilidad, porque ya no ando de un sitio a otro todos los días.

Y respecto a mi vida social, bueno, además de las salidas nocturnas y los nuevos amigos, que dan para mil historias, hay algo que quiero destacar: hace unas tres semanas conocí, gracias a Sirpa, a una mujer finlandesa que quiere aprender español, Helena. Tiene 67 años, está jubilada y estuvo ejerciendo como médico en la ciudad. Pasa los otoños y los inviernos en las Islas Canarias desde hace dos años por temas de salud y, cuando viene a Finlandia en primavera/verano, la verdad es que no tiene mucho que hacer, así que se le ocurrió, al vernos a Dani y a mí en el periódico, que podría recibir unas clases de español. Y en ello estamos.

La verdad es que estoy encantada, no sólo porque tiene una energía admirable teniendo en cuenta su edad (estoy acostumbrada a ver a jóvenes más pasivos que un perezoso, así que lo suyo es algo que me sorprende), sino porque es alguien de quien estoy aprendiendo un montón. Me encanta que comparta conmigo las experiencias por las que ha pasado a lo largo de su vida. Y, además, al no haber tenido abuelos, nunca he tenido esa figura intermedia entre el amigo y el padre o la madre y, la verdad, ha sido algo que siempre había querido tener y que aquí he encontrado. Así que aquí tengo otra nueva motivación.

Os pondré al día de nuevo pronto.

¡Saludos!

jueves, 16 de mayo de 2013

Cada vez mejor - Entrada del 30 de abril del 2013



Hei!

¿Cómo está yendo todo por allí? Ya me han informado de que ahora mismo tenéis bastante frío y que incluso hay lugares en los que ha nevado. Vaya faena... Por aquí el tiempo está siendo una locura últimamente (es lo que tiene la primavera), pero al menos nos hemos podido olvidar de la nieve ya.

Como siempre, vengo para contaros cosas buenas. Entre otras cosas, porque malas todavía no me han pasado. Hoy me estoy preparando para salir esta tarde a disfrutar de una fiesta que hay en todo el país: Vappu. En realidad, el día festivo es mañana y aquí en Lappeenranta se hacen picnis en la zona amurallada; pero hoy la gente, especialmente los jóvenes, se va a las colinas de la ciudad a pasar el día con sus amigos y, cómo no, a beber. De hecho, Dani ha hecho su propia traducción de Vappu: «botellón». Os podéis imaginar. Por cierto, ya he visitado el puerto de la ciudad y me pareció precioso. Y eso que todavía no está el hielo del lago deshecho. Fue un buen día en el que hacía sol y en el que no paramos de hacer cosas: recoger nuestras bicis, dar un paseo por el puerto y tomarnos un chocolate allí, Dani se fue a jugar luego un partido de fútbol, nos fuimos a cenar fuera después... En general ese fin de semana fue genial, porque vino Alberto, al que tenía muchísimas ganas de ver, y salimos de fiesta también.

Pero bueno, a lo que iba: el trabajo. Y digo «trabajo» por decir algo, porque en realidad lo que hago es pasármelo bien en los centros jóvenes. Estas dos últimas semanas el único evento especial que hemos tenido ha sido «Monari Live». Consiste en una tarde en la que se da una serie de conciertos de bandas de la ciudad que quieran tener algo de promoción, pero este fue especial: trajeron a una especie de cantante de rap-reaggae llamado Juno bastante famosillo en Finlandia. A mí no me gustó nada, pero parecía que las chicas y los chicos estaban muy entusiasmados con él.

Para mí lo importante ese día fue estar con ellos, porque cada día nos llevamos mejor y, como os dije, he conseguido que confíen en mí: lo mismo estamos bromeando, que me preguntan cosas sobre drogas o alcohol; me cuentan sus problemas en sus casas o con sus novios/novias; me piden consejo; me cuentan cómo les están yendo las clases, sus planes para verano o para el fin de semana; lo mismo hablamos de nuestras vidas y nuestros sentimientos que de motos y coches... Jugamos al billar, a la PlayStation, nos dedicamos a hacer el payaso por el centro joven... ¡Ya hasta he conseguido que me den abrazos! Estoy muy, muy bien. Yo al menos siento que estoy en una gran familia y a todos con los que he tratado les tengo cariño ya. No ha habido un día todavía en que me haya ido asqueada a casa

Y para qué hablar de los adultos con los que trabajo: me siguen tratando igual de bien, con la diferencia de que cada día están más animados por aquello de que el verano está cerca. Y que conste que con esto no estoy queriendo decir que antes no estuviesen animados, pero en fin, ya hasta consigo que bailen un poco y que se rían más conmigo. Estoy, de verdad, muy contenta.

Por otro lado, ya pensando más en el verano, debo decir que planes no me faltan. En realidad, no sé de dónde voy a sacar tantos días de vacaciones... ¡Suerte que tengo muchas horas extras acumuladas! Y este fin de semana, además, van a venir a casa algunos de los voluntarios que conocimos en Kokkola para darlo todo en la ciudad, así que aquí tengo otro motivo para estar contentísima.

Muchos días reflexiono sobre mi estancia aquí (y especialmente cuando escribo en el blog) y la mayoría de las veces mi conclusión es la siguiente: no sé si es que realmente estoy teniendo muy buena estancia aquí o es que soy estúpidamente optimista. El caso es que estoy disfrutando mucho y creo que va a seguir siendo así.

Pronto volveréis a tener noticias mías.

¡Saludos!

Sigo aprendiendo - Entrada del 13 de abril del 2013


Moi, mitä kuuluu?

Aquí me hallo de nuevo, dispuesta a haceros un resumen de estos días, aprovechando que hoy es el último día de la semana que trabajo y tengo un rato libre ahora en el centro joven.

La verdad es que esta semana ha sido bastante tranquila. Hasta he tenido un día libre extra, porque el compañero con el que iba a estar se puso enfermo y no pudo venir a trabajar. El lunes hice jornada de mañana en Monari y estuve con Dani planificando algunas actividades que vamos a hacer para la Semana de la Juventud, que es a finales de mayo. El martes estuve en Verkko y en Voisalmi, que ese día trabajé como doce horas, así que tengo horas extras acumuladas que me van a venir genial para verano. El miércoles estuve en los mismos sitios, pero haciendo mis horas normales. El jueves lo tuve libre y el viernes estuve por la tarde en Monari.

La verdad es que los días que mejor estoy es cuando voy a Voisalmi o cuando estoy en Monari, porque es donde más cosas se pueden hacer con los chavales. El miércoles, por ejemplo, estuve haciendo pizza con los niños en Voisalmi y luego, además, pude llevarme un trozo que me vino muy bien para no tener que hacerme la cena. Y el viernes, que fue cuando mejor me lo pasé, había una discoteca para gente con discapacidad en Monari. Me encantó esta experiencia porque fue genial ver lo naturales que son: no les importa su "estatus" o la imagen que dan a los demás, son ellos mismos y punto.

Aunque suene cursi y aunque suene a típica payasada de película yankee, la verdad es que creo que mucha gente debería aprender de ellos. Y especialmente en un país como Finlandia, en el que la inmensa mayoría de la gente es tan sumamente tímida. Me pareció divertido, entrañable y sorprendente darme cuenta de que para ellos sí que no hay diferencia entre países. Que entre ellos no había nadie excluido. Que habían venido totalmente dispuestos a divertirse y lo estaban haciendo, sin importarles cómo los viese el resto. Es más, no creo que fuese algo que siquiera se planteasen. Y eso es algo que me hizo pensar sobre las chicas y chicos que suelen venir a Monari: entre ellos el "estatus", la apariencia, importa. Como entre todos los jóvenes, prácticamente. Y, si a eso le unes lo retraídos que son, las consecuencias no son precisamente positivas.

Día a día los veo y no puedo evitar preguntarme a menudo si serán felices comportándose de esa manera. No es gente que esté a la defensiva, por suerte; pero creo que es incluso peor en cierto modo: es gente que muchas veces ni siquiera reacciona por no sentirse ridículo. Tengo la impresión de que viven bloqueados por esa insana costumbre de no mostrar sus sentimientos y, en fin, a veces me entristece. Pero aquí estoy para enseñarles. O al menos para intentarlo. Y por intentarlo que no quede.

Poco a poco voy consiguiendo tener mejor relación con ellos y ahí es donde veo la puerta abierta para influirles positivamente en su comportamiento. Y quizá una de las vías sea mostrarles que no pasa nada por ser natural, que da igual lo que los demás piensen y que se vive más feliz cuando la opinión de los otros no se tiene en cuenta constantemente.

¡Saludos y gracias por leerme!