jueves, 7 de marzo de 2013

Ruka

Moi!

Esta última semana he estado desaparecida porque me apetecía un poco desconectar y dedicarme a descansar, principalmente. Después de la semana que pasé en Ruka, me ha costado reponer mi energía.

Ruka, creo que os lo conté, es la ciudad más famosa de Finlandia para hacer esquí. Y a eso es a lo que me dediqué principalmente allí durante cuatro días. La verdad es que el entorno es idílico: una pequeña ciudad con las típicas casas nórdicas de madera y todo lleno de luces como si fuese Navidad eternamente. Teníamos hasta los renos.

Por supuesto, también tenía que formar parte, en la medida de lo posible, del cuidado de las y los jóvenes que vinieron a la excursión. Y la verdad es que la experiencia fue muy gratificante para mí, no sólo porque no me lesioné haciendo esquí, sino también porque, al final, conseguí tener una toma de contacto con algunas chicas que participaron en la actividad. De hecho, ya ha habido unas cuantas que me han agregado a Facebook, algo que me hace especial ilusión, porque es una forma de mantener el contacto con ellas para tratar de cumplir con mi objetivo aquí, que es el de ser una buena influencia, principalmente.

Además de eso, estoy muy contenta con mi vida diaria aquí. No sólo por mi trabajo, sino porque me he dado cuenta de que, al final, tengo un buen compañero de piso. Primero, porque no es un desastre en la casa, que era mi principal miedo, y segundo, porque me va demostrando poco a poco que es un chico muy majo. El que no me tiene tan contenta es el otro voluntario, Alberto, porque durante nuestra estancia en Ruka (fuimos los tres), me quedó claro que es una persona un tanto infantil por un lado y manipuladora por el otro. Infantil en cuanto a que no acepta críticas, aunque él se pase las horas criticándote y quejándose por todo, y manipulador porque me di cuenta de cómo trataba de influenciar a mi compañero de piso para tenerle como compinche a la hora de molestarme cuando las cosas conmigo no le salían como él quería. Además, pude ver que era el típico chaval que hace la pelota a los profesores (a los adultos, en general) para ser el favorito. No sé... No me gustó lo más mínimo esa actitud suya, pero al menos no me toca vivir con él.

El caso es que, aunque quiera compartir el máximo posible de mi experiencia, lo principal son las cosas positivas, que son las que predominan con diferencia sobre las negativas.

Así pues, me despido por ahora y trataré de poneros al día de nuevo lo antes posible.

¡Saludos!

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